Los alemanes
empezaron la persecución de los judíos. Todos los judíos tuvieron
que registrarse con las autoridades en el lugar de su residencia. En
febrero, una huelga espontánea tuvo lugar en Amsterdam contra las
humillantes medidas antijudías.
Los alemanes crearon una cúpola
para la agricultura holandesa, el Landstand (Corporación del
campo) a la cual todos los agricultores de los Países Bajos tenían
que asociarse. Todos aquéllos que ejercían un “oficio cultural”
tenían a asociarse a la “Sala de Cultura”. Todos los cineastas,
periodistas, escritores, actores, arquitectos, músicos, artistas,
pintores, escultores y bailarines tenían que registrarse en la
sala. Quienes no lo hacían y no obstante seguían trabajando, tenían
que pagar una multa altísima. En todos los niveles de la
administración pública se introdujo el “Führerprinzip”
(principio de conducción unipersonal o de líder), de origen
nacionalsocialista. Anton Mussert (1894-1946),
jefe del NSB, fue
designado por Seyss-Inquart como "líder del pueblo holandés",
un título que, por cierto, estaba completamente sin sentido y sin
contenido, ya que el poder real estaba con los alemanes. Rost van
Tonningen, el líder más radical dentro del NSB, y que las mejores
relaciones tenía con los jefes nazis, fue nombrado presidente del
Banco Central Holandés.
Después de la invasión alemana de la
Unión Soviética (Operativo Barbarroja, 22 de junio), muchos jovenes
holandeses entraron al servicio de las SS.
Al menos 20.000 holandeses
se ofrecieron como voluntarios para combatir en el frente oriental,
en la lucha contra el bolchevismo.
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